5.2.04
¿Cuánto me dais?
De pronto me encuentro en una gran sala. Alrededor mío miles de jóvenes, apalizados, y rotos.
Se oye una voz que dice "¿Cuánto me dáis?"
Una joven se adelante ante el grupo de hombres lanzando miradas y sonrisas de oculto desprecio "¿Cuánto me ofrecéis por este trozo de carne?"
Los hombres se animan gritando cifras. "Diez...veinte...cincuenta...cien."
"¿Qué puedo hacer, Dios?"
Empiezo a gritar ofertas. Tengo que salvarla. El precio incrementa mucho y empiezo a desfallecer. ¿Puedo permitirme esto? ¿Cuánto tendré que pagar?
Acaba el sueño. De nuevo estoy solo. Pero las caras son de verdad: Sara siendo vendida como prostitua; Miguel con un revolver en la boca; Maria cubierta de moratones y cortes; Juan entrando en el mundo del crimen; Laura sola y desespaerada; José con una jiringa de cocaína en el brazo.
"¿Cuánto me dais por esta?" rompe el silencio la voz. Las ofertas llueven de nuevo. Continúa día y noche hasta el final. La mayoría de los ofertantes buscan el uso y abuso. Satanás los empuja.
Así me encuentro en las apuestas. Miraré o apostaré? El precio de una sola vida es enorme. La oración es moneda de cambio. El coste es masivo, pero el premio glorioso. Una vida por otra.
"¿Cuánto me dais?"
Escrito una noche muy tarde en el Boiler Room de Reading, UK.
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De pronto me encuentro en una gran sala. Alrededor mío miles de jóvenes, apalizados, y rotos.
Se oye una voz que dice "¿Cuánto me dáis?"
Una joven se adelante ante el grupo de hombres lanzando miradas y sonrisas de oculto desprecio "¿Cuánto me ofrecéis por este trozo de carne?"
Los hombres se animan gritando cifras. "Diez...veinte...cincuenta...cien."
"¿Qué puedo hacer, Dios?"
Empiezo a gritar ofertas. Tengo que salvarla. El precio incrementa mucho y empiezo a desfallecer. ¿Puedo permitirme esto? ¿Cuánto tendré que pagar?
Acaba el sueño. De nuevo estoy solo. Pero las caras son de verdad: Sara siendo vendida como prostitua; Miguel con un revolver en la boca; Maria cubierta de moratones y cortes; Juan entrando en el mundo del crimen; Laura sola y desespaerada; José con una jiringa de cocaína en el brazo.
"¿Cuánto me dais por esta?" rompe el silencio la voz. Las ofertas llueven de nuevo. Continúa día y noche hasta el final. La mayoría de los ofertantes buscan el uso y abuso. Satanás los empuja.
Así me encuentro en las apuestas. Miraré o apostaré? El precio de una sola vida es enorme. La oración es moneda de cambio. El coste es masivo, pero el premio glorioso. Una vida por otra.
"¿Cuánto me dais?"
Escrito una noche muy tarde en el Boiler Room de Reading, UK.
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