27.10.04
Un versículo en otra traducción...da que pensar
“¿Por qué sois tan educados conmigo, siempre diciendo ‘Sí, señor,” y “Tienes razón, señor,” pero nunca hacéis nada de lo que os digo? Estas palabras que os hablo no son simples adiciones a tu vida, mejoras caseras para tu nivel de vida. Son palabras de fundamento, palabras sobre las cuales construir una vida.
“Si incluyes estas palabras en tu vida de forma real, eres como un carpintero inteligente que excavó profundamente y fundó su casa sobre la piedra madre. Cuando el río salió de su cauce y se estrelló contra la casa, nada podía hacerlo mover; estaba construido para durar. Pero si solo usas mis palabras en estudios bíblicos y no las incluyes en tu vida, eres como un carpintero tonto que construyó una casa pero se saltó la parte del fundamento. Cuando el río descordado llegó rompiendo a su casa, cayó como un juego de cartas. Fue una pérdida total.” (Lucas 6: final, The Message, traducción libre)
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“¿Por qué sois tan educados conmigo, siempre diciendo ‘Sí, señor,” y “Tienes razón, señor,” pero nunca hacéis nada de lo que os digo? Estas palabras que os hablo no son simples adiciones a tu vida, mejoras caseras para tu nivel de vida. Son palabras de fundamento, palabras sobre las cuales construir una vida.
“Si incluyes estas palabras en tu vida de forma real, eres como un carpintero inteligente que excavó profundamente y fundó su casa sobre la piedra madre. Cuando el río salió de su cauce y se estrelló contra la casa, nada podía hacerlo mover; estaba construido para durar. Pero si solo usas mis palabras en estudios bíblicos y no las incluyes en tu vida, eres como un carpintero tonto que construyó una casa pero se saltó la parte del fundamento. Cuando el río descordado llegó rompiendo a su casa, cayó como un juego de cartas. Fue una pérdida total.” (Lucas 6: final, The Message, traducción libre)
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25.10.04
Estropeados por esperanza
“Jesús le dijo a Simon, “No hay nada que temer. De ahora en adelante estarás pescando hombres y mujeres.” Llevaron sus barcas hasta la playa y allí las dejaron, redes y todo, y le siguieron a él.” (Lucas 5:10-11 The Message)
Unos pescadores, no muy ricos, currándose la vida, un día malo, sin pesca ni esperanza, con un pesar sobre su corazón de llegar al mercado sin pescado, a casa sin nada. Un día cualquiera. Entonces llega el maestro, y les da un consejo: tirar las redes al otro lado (yo le hubiera tirado lo primero que encontrase en el barco: “¡¿Qué te crees, que no lo hemos hecho?!”). De repente las redes pesan más de lo que jamás han pesado antes, de repente se dan cuenta de que esto es más que una coincidencia, esto es más que una indicación de que su vida irá bien, esto es un poder que no se puede ignorar.
Unos pescadores, no muy malos, con una profesión, con una vida por delante, “llevaron sus barcas hasta la playa y allí las dejaron, redes y todo, y le siguieron a él.” Habían encontrado, de golpe, una esperanza que era más grande que toda una barca repleta de pescados en perfecta condición. Más grande que una vida de pescados llenando la barca. Lo dejaron todo porque sabían que a partir de ese momento toda su vida sería una aburrida rutina comparado con tocar a Jesús. Estaban estropeados para la vida para siempre.
Dijo Loren Cunningham que sólo hay una cosa más difícil que seguir a Cristo, y es haber experimentado a Cristo y, sabiendo la verdad, no seguirle. Una vez que le hemos tocado, que le hemos sentido y experimentado, estamos estropeados de por vida, completamente estropeados. Ya no podemos basar nuestras vidas en una esperanza temporal, que pasa, que viene y va y suele darnos desilusiones. No podemos ya conformarnos con riquezas, comodidad o incluso unas relaciones de amistad o amor casi perfectas. Sabemos que hay más – por ese instante en que vimos el poder de Dios. Y sólo esa esperanza, ese gozo de fuente divina, nos puede calmar, y aún así, como bien sabemos, esa esperanza no calma sino que despierta, da un aliento de vida que casi nos mata, como una inyección de adrenalina, y no podemos ya vivir sin eso (apenas con ello). Estamos estropeados para la vida, para siempre.
“Y permanecen estos tres la fe, la esperanza, y el amor…” (Pablo)
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“Jesús le dijo a Simon, “No hay nada que temer. De ahora en adelante estarás pescando hombres y mujeres.” Llevaron sus barcas hasta la playa y allí las dejaron, redes y todo, y le siguieron a él.” (Lucas 5:10-11 The Message)
Unos pescadores, no muy ricos, currándose la vida, un día malo, sin pesca ni esperanza, con un pesar sobre su corazón de llegar al mercado sin pescado, a casa sin nada. Un día cualquiera. Entonces llega el maestro, y les da un consejo: tirar las redes al otro lado (yo le hubiera tirado lo primero que encontrase en el barco: “¡¿Qué te crees, que no lo hemos hecho?!”). De repente las redes pesan más de lo que jamás han pesado antes, de repente se dan cuenta de que esto es más que una coincidencia, esto es más que una indicación de que su vida irá bien, esto es un poder que no se puede ignorar.
Unos pescadores, no muy malos, con una profesión, con una vida por delante, “llevaron sus barcas hasta la playa y allí las dejaron, redes y todo, y le siguieron a él.” Habían encontrado, de golpe, una esperanza que era más grande que toda una barca repleta de pescados en perfecta condición. Más grande que una vida de pescados llenando la barca. Lo dejaron todo porque sabían que a partir de ese momento toda su vida sería una aburrida rutina comparado con tocar a Jesús. Estaban estropeados para la vida para siempre.
Dijo Loren Cunningham que sólo hay una cosa más difícil que seguir a Cristo, y es haber experimentado a Cristo y, sabiendo la verdad, no seguirle. Una vez que le hemos tocado, que le hemos sentido y experimentado, estamos estropeados de por vida, completamente estropeados. Ya no podemos basar nuestras vidas en una esperanza temporal, que pasa, que viene y va y suele darnos desilusiones. No podemos ya conformarnos con riquezas, comodidad o incluso unas relaciones de amistad o amor casi perfectas. Sabemos que hay más – por ese instante en que vimos el poder de Dios. Y sólo esa esperanza, ese gozo de fuente divina, nos puede calmar, y aún así, como bien sabemos, esa esperanza no calma sino que despierta, da un aliento de vida que casi nos mata, como una inyección de adrenalina, y no podemos ya vivir sin eso (apenas con ello). Estamos estropeados para la vida, para siempre.
“Y permanecen estos tres la fe, la esperanza, y el amor…” (Pablo)
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22.10.04
El miércoles en la célula fue genial! Hablamos de Hechos 2.14 al 25, sobre que la fe sin obras es muerta, no SIRVE PARA NADA de nada. Y los que estaban en mi grupo, sacaron algunas moralejas muy interesantes que no pude evitar apuntarlas, son estas:
* no puedes demostrar que tienes fe sino mueves un dedo.
*tener fé no tiene sentido sino la vives.
*tener fé es complementario de vivirla
*Activa la fé a 100%
Cuantas veces habla Dios y no he puesto en práctica por miedos o tonterias lo que Dios me ha dicho? unas cuantas, por lo tanto, no he puesto en práctica mi fé. No sirve de nada! si cuando Dios me habla no lo pongo en práctica.
Ser cristiano significa eso, vivir conforme a tu fe, significa tanto..en actitudes... en lo que Dios te hable... que en tu manera de vivir, los demás vean claramente tu integridad, sinceridad, amor por los demás... y que realmente vives lo que crees.
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* no puedes demostrar que tienes fe sino mueves un dedo.
*tener fé no tiene sentido sino la vives.
*tener fé es complementario de vivirla
*Activa la fé a 100%
Cuantas veces habla Dios y no he puesto en práctica por miedos o tonterias lo que Dios me ha dicho? unas cuantas, por lo tanto, no he puesto en práctica mi fé. No sirve de nada! si cuando Dios me habla no lo pongo en práctica.
Ser cristiano significa eso, vivir conforme a tu fe, significa tanto..en actitudes... en lo que Dios te hable... que en tu manera de vivir, los demás vean claramente tu integridad, sinceridad, amor por los demás... y que realmente vives lo que crees.
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20.10.04
Pensamientos leyendo Lucas
Sigo con la traducción contemporánea del nuevo testamento por Eugene H. Peterson, The Message, leyendo Lucas ahora. Es como si todo un abanico de nuevas facetas de Dios y giros a la historia de Jesús se me revelasen de golpe, compartiré algunas.
Su nacimiento (Lucas 2)
Jesús nació en una familia humilde, pero no sólo de circunstancias económicas sociales, sino también de aspiraciones en la vida. Parece que María y José fueron una de las familias más normales de Israel. Lo que me impresiona es como siguen con la rutina de la vida antes, durante y después del nacimiento de Jesús. María había sido visitada por un ángel, José por un sueño, sabían que Dios era el culpable del hijo que nacía. Pero no fueron por allí buscando confirmaciones, no se fueron al campo con el hijo a ver si aparecían más ángeles (ríete, pero hacemos un montón de chorradas así nosotros), siguieron con su vida, ni siquiera parece que esperaran específicamente algún extraño suceso espiritual con su hijo.
Ahora, de parte de Dios no vemos lo mismo, Él se encontraba con ellos estuvieran donde estuvieran. Que se va María a visitar a su prima Elisabet, el niño salta, una profecía y una canción hermosa surgen. Que se tienen que ir a pagar impuestos a la otra esquina del país, no optaron por creerse especiales y no ir “con fe” de que Dios les salvaría de los soldados romanos porque tenía a su hijo en su vientre, fueron. No se paraban cada diez minutos esperando que unos carros de fuego bajaran del cielo a llevarles a su destino, no sé siquiera si llevaban un asno como las obras de teatro de la iglesia de Navidad nos harían creer. Que no hay sitio en la posada y acaban con los animales y la paja: llegan unos pastores de ovejas que estaban a su rollo flipando, contando una historia a cien por hora, queriendo alabar al hijo de pobre María, toda hecho polvo después de dar a luz al mismísimo hijo de Dios. Que se van al templo a ofrecer dos palomas (el sacrificio de los pobres, aunque muy caro para ellos, otro sacrificio que quizás podían justificar no hacer ya que su hijo iba a ser sacrificio (vale, no lo sabían, pero excusas hay de todo tipo)), en el templo aparecen dos flipados, Simeón que les esperaba para poder morir en paz y Anna, que llevaba unos cuantos años en el templo (se puede pensar que 84) ayunando y alabando a Dios, y profetizan acerca de Jesús y cómo sería el Mesías y salvaría el mundo. Casi nada. Fijaos lo que les dice Simeón:
“Este niño señala tanto el fracaso como
la recuperación de muchos en Israel,
Una figura malentendida y contradicha –
el dolor de una espada atravesándote –
Pero el rechazo forzará la honestidad,
Dios revelando quién son realmente.”
(traducción libre de fragmento de Lucas 2 The Message)
Y sigue la cosa… Creo que podemos aprender mucho de esto. ¿Cuántas veces nos pillamos siendo tan místicos y cobardes, esperando al menos 5 confirmaciones más de Dios antes de salir a hacer lo que ya sabemos que nos ha dicho, pero tenemos miedo a hacer? ¿Cuántas veces nos excusamos de seguir con la vida normal (estudiar, trabajar, ser fieles a nuestros amigos y familia…) por creer (saber incluso) que tenemos un llamamiento o destino especial en Dios? Y, por último, ¿cuántas veces salimos totalmente tristes, desilusionados y decepcionados de esos momentos que buscamos tan intensamente una respuesta de Dios que ya nos ha dado?
Si es verdad que a veces Dios nos llama fuera de nuestra circunstancia y de nuestras vidas del día a día, normalmente creo que más bien se trata de vivir esas vidas tan “normales” con sobrenaturalidad. Se trata de incluir a Dios en nuestras vidas normales, no de intentar buscar llegar a su reino. “Venga a nosotros tu reino” dice la oración ejemplar de Jesús. Incluyamos a Jesús en nuestro día a día (claro que buscándole específicamente en algunos momentos) y él será fiel de encontrarnos en el camino, y pararnos si nos hemos equivocado de dirección. Como dijo un predicador interesante alguna vez: si no enciendes el motor y empieces a mover el coche, ni tú ni Dios puede hacer nada con el volante.
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Sigo con la traducción contemporánea del nuevo testamento por Eugene H. Peterson, The Message, leyendo Lucas ahora. Es como si todo un abanico de nuevas facetas de Dios y giros a la historia de Jesús se me revelasen de golpe, compartiré algunas.
Su nacimiento (Lucas 2)
Jesús nació en una familia humilde, pero no sólo de circunstancias económicas sociales, sino también de aspiraciones en la vida. Parece que María y José fueron una de las familias más normales de Israel. Lo que me impresiona es como siguen con la rutina de la vida antes, durante y después del nacimiento de Jesús. María había sido visitada por un ángel, José por un sueño, sabían que Dios era el culpable del hijo que nacía. Pero no fueron por allí buscando confirmaciones, no se fueron al campo con el hijo a ver si aparecían más ángeles (ríete, pero hacemos un montón de chorradas así nosotros), siguieron con su vida, ni siquiera parece que esperaran específicamente algún extraño suceso espiritual con su hijo.
Ahora, de parte de Dios no vemos lo mismo, Él se encontraba con ellos estuvieran donde estuvieran. Que se va María a visitar a su prima Elisabet, el niño salta, una profecía y una canción hermosa surgen. Que se tienen que ir a pagar impuestos a la otra esquina del país, no optaron por creerse especiales y no ir “con fe” de que Dios les salvaría de los soldados romanos porque tenía a su hijo en su vientre, fueron. No se paraban cada diez minutos esperando que unos carros de fuego bajaran del cielo a llevarles a su destino, no sé siquiera si llevaban un asno como las obras de teatro de la iglesia de Navidad nos harían creer. Que no hay sitio en la posada y acaban con los animales y la paja: llegan unos pastores de ovejas que estaban a su rollo flipando, contando una historia a cien por hora, queriendo alabar al hijo de pobre María, toda hecho polvo después de dar a luz al mismísimo hijo de Dios. Que se van al templo a ofrecer dos palomas (el sacrificio de los pobres, aunque muy caro para ellos, otro sacrificio que quizás podían justificar no hacer ya que su hijo iba a ser sacrificio (vale, no lo sabían, pero excusas hay de todo tipo)), en el templo aparecen dos flipados, Simeón que les esperaba para poder morir en paz y Anna, que llevaba unos cuantos años en el templo (se puede pensar que 84) ayunando y alabando a Dios, y profetizan acerca de Jesús y cómo sería el Mesías y salvaría el mundo. Casi nada. Fijaos lo que les dice Simeón:
“Este niño señala tanto el fracaso como
la recuperación de muchos en Israel,
Una figura malentendida y contradicha –
el dolor de una espada atravesándote –
Pero el rechazo forzará la honestidad,
Dios revelando quién son realmente.”
(traducción libre de fragmento de Lucas 2 The Message)
Y sigue la cosa… Creo que podemos aprender mucho de esto. ¿Cuántas veces nos pillamos siendo tan místicos y cobardes, esperando al menos 5 confirmaciones más de Dios antes de salir a hacer lo que ya sabemos que nos ha dicho, pero tenemos miedo a hacer? ¿Cuántas veces nos excusamos de seguir con la vida normal (estudiar, trabajar, ser fieles a nuestros amigos y familia…) por creer (saber incluso) que tenemos un llamamiento o destino especial en Dios? Y, por último, ¿cuántas veces salimos totalmente tristes, desilusionados y decepcionados de esos momentos que buscamos tan intensamente una respuesta de Dios que ya nos ha dado?
Si es verdad que a veces Dios nos llama fuera de nuestra circunstancia y de nuestras vidas del día a día, normalmente creo que más bien se trata de vivir esas vidas tan “normales” con sobrenaturalidad. Se trata de incluir a Dios en nuestras vidas normales, no de intentar buscar llegar a su reino. “Venga a nosotros tu reino” dice la oración ejemplar de Jesús. Incluyamos a Jesús en nuestro día a día (claro que buscándole específicamente en algunos momentos) y él será fiel de encontrarnos en el camino, y pararnos si nos hemos equivocado de dirección. Como dijo un predicador interesante alguna vez: si no enciendes el motor y empieces a mover el coche, ni tú ni Dios puede hacer nada con el volante.
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